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Miércoles 28 de Marzo de 2012 00:00

Atractivo documental hablado en idish y en español

Producido por la Fundación Internacional Raoul Wallenberg con el Centro de Investigación Cinematográfica (CIC)
Hacia fines del siglo XIX, unos ochocientos judíos de todas las edades, provenientes de Kamenetz-Podolsk, en Podolia (al oeste de Ucrania), llegaron al puerto de Buenos Aires en el vapor Wasser, escapando de la persecución zarista y de los pogroms. Una vez aquí, y tras superar diversas instancias para conseguir una fuente de trabajo que les permitiera sobrevivir primero y progresar después, se agruparon finalmente en colonias, repartidas en distintas provincias -Entre Ríos, Santa Fe, La Pampa, Santiago del Estero y Buenos Aires-, la mayoría de ellas gracias a la iniciativa del barón Mauricio de Hirsch, que le facilitó alrededor de cien hectáreas a cada grupo.

Los esperamos a las 16,30 en el Moadon IomHakashish
Av Ofer 9

Camino al cooperativismo


Esa fue la primera colonización agrícola judía en la Argentina, camino al cooperativismo, la que dio nacimiento a una nueva forma de vida que, más allá de las cuestiones relacionadas con las tradiciones y la fe (o precisamente por ellas), dejaría huellas en sus vidas, en las de sus hijos y nietos y en la del resto de los argentinos.


Ese es el espíritu que guió a los documentalistas Vivián Imar y Marcelo Trotta al llevar al plano de lo real un sueño de Baruch Tenenbaum sobre estos pioneros que serían conocidos popularmente como los "gauchos judíos". Más allá de las experiencias del cine argumental local -como la de "Los gauchos judíos", de Juan José Jusid, basada en el relato de Alberto Gerchunoff, y más recientemente de "Un amor en Moisés Ville"-, "Legado" viene a ocupar un espacio vacante en el tema.


La estructura elegida es la del relato en off (en idish), de Esther, una de las muchas mujeres que llegaron muy pequeñas en aquellos barcos y participaron de la fundación de Moisés Ville (conocida como "la madre de todas las colonias"), y finalmente el su hija, que al crecer tomó nuevos rumbos pero vuelve a su pago en Iom Kippur (Día del Perdón).


Precisamente uno de los méritos del trabajo de Imar y Trotta es la recuperación de la voz de Shifra Lerer, una actriz que supo ser de las sobresalientes de la colectividad judía argentina y que en los Estados Unidos llegó a integrar elencos de películas dirigidas por Sidney Lumet y Woody Allen, entre otros. Su voz (y unos pocos segundos de su imagen) consigue emocionar con su descripción del trabajo cotidiano en el campo, pero principalmente a la hora de explicar la importancia del libro y las bibliotecas en la formación cultural de los judíos, como ellos repartidos por el mundo, y del teatro.


El documental también recorre, con su cuidada cámara, la espléndida arquitectura del teatro de la Sociedad Kadima, en Moisés Ville, sus viejos programas, y el eco de los temas musicales que se escucharon en sus tiempos de esplendor, cuando su escenario era ocupado por figuras como Berta Singerman, o los escritores Samuel Eichelbaum y César Tiempo, entre otros.
El trabajo compila las voces de los que allí vivieron, nacieron y crecieron, como la del propio Tenenbaum (que ahora vive en Nueva York), que sintetiza el sentimiento que provoca el recuerdo de aquella tierra de la que, asegura, nunca se fue. Mención aparte para la recopilación documental, con filmaciones de aquellos primeros tiempos -en su mayoría noticieros de Max Glucksman-, plaga de langostas, sequías e inundaciones, que destruían las cosechas de los colonos. Pero, como ellos mismos dicen, "la tierra regada con lágrimas siempre devuelve alegrías", o, como alguna vez escribió Gerchunoff, "donde los gauchos judíos plantan semillas crecen médicos", como ocurrió con muchos de esos inmigrantes con costumbres diferentes de las de este lado del mundo, pero con el conocimiento -y la fuerza- de siglos de éxodos.